El panadizo es la inflamación aguda y séptica, es decir, la infección, de los dedos de los dedos, consecutiva a una lesión, a veces, insignificante tal como un "padrastro" o un pinchazo, que incluso puede haber pasado desapercibido. Son más frecuentes en los obreros manuales (carpinteros, carniceros, carboneros, etc.) y en el personal sanitario que trabaja con materiales infectados. Cuanto más edad, más graves son. Son extremadamente graves en los diabéticos.
Se manifiesta con una mancha rojiza, apareciendo luego una ampolla llena de pus. Si la infección afecta exclusivamente a la zona contigua al pliegue de la uña (paroníquia), la cutícula puede llegar a levantarse en su base y, si se presiona ésta, expulsar pus. El proceso puede llegar a cronificarse, extenderse a varias uñas y ser vía de acceso a otras enfermedades como los hongos, que pueden llegar a deformar y decolorar el conjunto de la uña.
Es de suma importancia saber que siempre, ante la presencia de un panadizo se debe acudir de manera oportuna al médico.
Existen varios tipos de panadizos según su profundidad, y que de menos a más graves son: panadizos superficiales, subcutáneos, óseos, articulares y de vainas o tenosinovitis; las infecciones del resto de la mano o pie se denominan flemones.
Existen a su vez varias formas: panadizo eritematoso, que se caracteriza por ligera tumefacción, dolor y enrojecimiento; panadizo flictelunar, generalmente consecutivo al anterior y que se caracteriza por la aparición de una ampolla llena de pus, ya sea alrededor de la uña (panadizo periungueal) ya sea debajo de la misma (panadizo subungueal), en cuyo caso es bastante doloroso y ocasiona un desprendimiento y caída de la uña: a veces la ampolla aparece en el tercer pliegue interfalángico palmar, tratándose entonces de un panadizo profundo, subcutáneo de la segunda falange, cuyo pus trata de salir al exterior por dicho punto (panadizo en botón de camisa). En el dorso de la primera falange, y a veces de la segunda, existen pelos, uno o varios de los cuales pueden infectarse, dando lugar al panadizo antracoide, que no es más que un furúnculo o ántrax localizado en un dedo.
La infección se localiza en la grasa de uno de los segmentos correspondientes a la primera, segunda o tercera falanges, constituyendo, en este último caso, el frecuente panadizo del pulpejo, sobre todo en el pulgar o índice y que se caracteriza por un dolor atroz, que no calma con nada, impide conciliar el sueño y sólo cede al salir el pus, pero la piel a dicho nivel es muy gruesa, por lo que el pus va extendiéndose, al no poder salir al exterior, apareciendo luego lesiones del hueso, de la articulación o de los tendones, que conducen a la amputación del dedo, de la mano, de toda la extremidad o incluso a una septicemia mortal. Por lo tanto ante un panadizo subcutáneo, se debe rápidamente acudir al médico y no hacer como por desgracia se hace tan frecuentemente, esperar a que se abra por si sólo, con fomentos calientes, emplastos, o colocando pomadas, que dejan de momento satisfecho al paciente. Todo ello hace perder un tiempo precioso, durante el cual la infección se extiende de tal forma, que, cuando acuden al médico, a veces ya es para que le amputen el dedo.
El dolor se acompaña de sensación de latido (dolor pulsátil) y a veces de fiebre. El pulpejo está tenso, caliente y a veces enrojecido. Cuando se abre espontáneamente a nivel de la punta del dedo, excepto en el caso del dedo pulgar, es indicio de lesión ósea segura.
Cuando el panadizo subcutáneo se localiza en la primera falange, casi siempre existe una propagación a la comisura correspondiente y a veces salta la infección de una a otra, afectándose todas.
Es secundario al anterior, afectando casi siempre a la tercera falange, la cual se encuentra bañada por el pus, que debido al grosor de la piel no puede salir al exterior, estando a gran presión, por lo que con relativa facilidad penetra al hueso. Se reconoce la lesión del hueso por persistir la supuración a pesar del desbridamiento y porque al tocarlo con un estilete, produce un sonido seco característico (hueso "cascado" o "carcomido").
Se trata de una artritis de cualquiera de las tres articulaciones interfalángicas, ya sea por pinchazo e infección directa, puede ser secundaria, por propagación en e invación de la articulación, por lo que el pus procedente de un panadizo subcutáneo, óseo o de vainas. Es característico el dolor "en anillo" a nivel de la articulación, que se intensifica al intentar estirar el dedo, que está doblado en gancho, acompañándose de mal estado general y fiebre,
Un panadizo subcutáneo que no se abra a tiempo, puede propagarse a las vainas (envolturas) de los tendones, lo cual es de gran gravedad, pues conduce a la necrosis (muerte) del tendon, con lo que el dedo queda inutilizado. Muchas amputaciones de los dedos se evitarían si el tratamiento del panadizo se hiciese a tiempo y de modo adecuado. El panadizo de las vainas, por infección directa de las mismas, es raro. Las vainas del pulgar y del meñique, a diferencia de las de los tres dedos centrales que termina en la base del dedo, se continúan con las de la palma de la mano y muñeca, por lo que la infección se extiende al antebrazo.
Se caracteriza por: dolor violento a lo largo de todo el tendón; el dedo adopta la forma de "gancho", cuyas tentativas de enderezamiento son imposibles y dolorosísimas; mal estado general, sed intensa y fiebre elevada con escalofríos. Cuando el tendón ha sido destruido, el dedo queda inutilizado y rígido; si está en gancho puede aún servir, pero si está recto, choca y estorba, debiendo ser eliminado por amputación o desarticulación; en el caso del dedo pulgar, es este sólo dedo el que está en gancho; en cambio, en el caso del meñique, son los cuatro últimos dedos los que están en gancho, aunque más marcado y doloroso al intentar, en el quinto dedo. Si la vaina se rompe, desaparece el gancho.
En primer lugar está la prevención, cosa sencilla si se protegen las manos con guantes a la hora de hacer las tareas, como fregar o tratar con productos irritantes. Cuando la infección está instaurada se ataja a base de antibióticos generales acompañados en algunos casos de una intervención quirúrgica tendente a limpiar los focos infecciosos.