El queloide es una excrecencia cutánea de carácter benigno, más o menos elevadas y resistente,de diferente forma, que se produce sobre una cicatriz y que está determinada por el exagerado crecimiento de los tejidos conectivos que la forman.
Se trata, como se señaló anteriormente, de un aumento del tejido cicatricial, que se excede de los límites de la simple reparación, proliferando durante cierto tiempo y conduciendo a la formación de un queloide, que se presenta como una tumefacción compacta, dura y elástica, recubierta de una capa de epidermis lisa y brillante, suele tener una forma irregular y tiende a extenderse más allá de los límites de la lesión inicial, con una serie de prolongaciones que recuerdan las pinzas de los cangrejos (en giego, se conocía con el nombre de camhelos), de los que deriva su nombre.
El queloide produce prurito y dolor agudo, pudiendo evolucionar durante seis meses hasta año y medio, deteniéndose entonces su crecimiento y permaneciendo estacionario.
Lo más importante es el defecto estético que causan, y según la situación de asentamiento, defectos funcionales. Se desconoce por completo la causa de su formación, aunque se ha observado que es más frecuente en individuos de piel negra.
Para el tratamiento se ocupan la terapias con nieve carbónica, aunque se han efectuado también tratamientos con radioterapia y con infiltración de soluciones tanto de corticoides como de hialuronidasa.
El tratamiento quirúrgico, que se efectúa en algunas ocasiones, no siempre da buenos resultados; en el pasado se practicaba cuando el queloide no había terminado todavía su desarrollo espontáneo, con lo cual el proceso se reproducía casi siempre. Hoy en día se espera a que sea definitiva para efectuar un tratamiento quirúrgico, que suele seguir casi siempre la radioterapia.
Las láminas de silicona también ayudan a atenuar los queloides.