Acerca de la Bursitis
La bursitis es un proceso inflamatorio de las bolsas serosas (formaciones vesiculares llenas le líquido limpio, seroso, que tienen la fnción de hacer de cojinete elástico para facilitar el roce de las cabezas tendinosas sobre la superficie ósea). Estas bolsas pueden inflamarse de manera aguda y crónica.
Origen
La bursitis aguda se puede producir después de traumas localizados o por la implantación de gérmenes procedentes de una infección general (septicemia, enfermedad reumática, etc.) o localizada en las proximidades de la bolsa (orúnculos, abscesos, etcétera). Es evidente que están más sujetas a inflamaciones agudas las bolsas que ya por otros procesos están sometidas a estímulos anormales, como, por ejemplo, en los casos de gota, artritis, o las irritaciones continuas que se producen en personas que por su profesión u oficio se ven obligadas a ejercer continuos esfuerzos en puntos bajos, en los cuales se encuentran las bolsas serosas (basta recordar la bursitis del codo de los mineros por el uso continuado del martillo neumático).
Síntomas
La inflamación se caracteriza por un aumento del líquido contenido en la bolsa (bursitis serosa); si a éste se añade la presencia de pus o sangre, da lugar a las formas purulentas y hemorrágicas. La piel sobre el punto afectado se ve enrojecida, tumefacta, y a la palpación se advierte su consistencia blanda, elástica. Los movimientos articulares acentúan los dolores, que a veces se presentan aun en reposo, y suelen ser de distinta intensidad según la gravedad del proceso.
La bursitis crónica puede representar el final de una bursitis aguda (secundaria) o ser la enfermedad originaria. Las causas que la pueden provocar son los traumas continuos, tuberculosis, gota, sífilis, artritis, etc. A veces se presenta con formación de granulaciones que surgen a la luz de la bolsa (bursitis prolierante) y que indican la naturaleza productiva del proceso, pero también pueden presentarse formas serosas y hemorrágicas de bursitis).
Tratamiento
La curación de la inflamación aguda tiene como primera medida el reposo y las inmovilización de la zona afecta, para evitar posteriores traumas, y, en segundo lugar, la hinchazón y la hiperemia. En los casos de bursitis aguda durante una inección general, el tratamiento con antibióticos seguido para atacar el germen responsable de la enfermedad es válido para curar las manifestaciones a cargo de la bolsa serosa.
Al tratamiento quirúrgico se recurre en casos extremos para abrir, drenar, resecar y, eventualmente, extirpar la bolsa en su totalidad.