Acerca de la Isquemia Cerebral
La isquemia cerebral es el síndrome clínico desencadenado por distintas causas, y caracterizado por el deficiente aflujo sanguíneo a un territorio esencial para el mantenimiento de la vida como es el caso del cerebro.
Síntomas
La compresión de la carótida, las hemorragias profusas y todas aquellas condiciones que determinan un rápido aflujo de sangre a otros órganos (partos, hemorragias etc.) son responsables de la isquemia cerebral aguda que se manifiesta con una gran palidez, respiración afanosa, pulso breve y frecuente, vértigos, zumbidos, vista nublada, pérdida de la consciencia e incluso breves accesos convulsivos. Una sintomatología análoga a la descrita se produce en la forma de isquemia cerebral aguda llamada síncope, debida a un cese temporal de la circulación o más simplemente a una caída imprevista de la presión arterial provocada por hemorragias, dolores lancinantes, emociones e impresiones violentas, esfuerzos musculares. El sujeto, después de algunos minutos, se recupera, se aclara su consciencia, desaparece la palidez y el pulso se hace más lento. Además de estas formas de isquemia aguda existe una isquemia cerebral crónica, sobre todo en los pacientes afectos por enfermedades largas y debilitantes (anemia secundaria, neoplasia, leucemia, algunas itoxicaciones crónicas), que se manifiesta con cefalea, vértigos, torpeza intelectual, cansancio fácil y tendencia al delirio.
Tratamiento
En la forma aguda, va encaminada a hacer afluir la sangre al territorio cerebral; el enfermo con este fin se coloca en posición horizontal con la cabeza baja, procurando desabrochar o soltar la ropa de manera que la circulación no esté obstaculizada; se le hace inhalar éter o amoníaco y simultáneamente se estimula la circulación con inyecciones de cafeína o de alcanfor. Eventualmente se recurrirá a la transfusión sanguínea. En las formas de isquemia crónica el tratamiento se basará en el de la enfermedad undamental que sufra el paciente.