Acerca del Aneurisma
Llamamos aneurisma a la dilateción permanente de una de una arteria debida a alteraciones de sus paredes, que se hacen más delgada y, consiguientemente, ceden con mayor facilidad a la presión de la sangre.
Tipos
Los aneurismas pueden ser congénitos o adquiridos. Los congénitos son debidos a debilidad natural de la pared arterial, se localizan con más frecuencia en los vasos del cráneo y su rotura provoca hemorragias cerebrales. Los adquiridos, en cambio, tienen diversas causas: traumatismos, infecciones y arterioesclerosis, que provocan una disminución de la resistencia de una parte del vaso, pudiendo dar origen a un aneurisma. Los aneurismas tiene formas y dimensiones variables. Su forma puede recordar la de una bolsa esférica con un diámetro que oscila entre 1.5 y 20 cm. y hallarse comunicada a través de un orificio con el vaso (sacciformes), o bien puede tener forma de huso, presentándose en el vaso una dilatación gradual que afecta toda su circunferencia (fusiformes). Sus dimensiones varían, yendo desde uno hasta muchos centímetros de diámetro, como sucede en los grandes aneurismas aórticos. En el seno de los aneurismas, en especial en los usiformes, en los que se hallan alteradas las condiciones hemodinámicas numerosos trombos, que pueden llegar a ocupar su superficie totalmente.
Síntomas y Signos
Los signos generales comunes para todos los aneurismas son: tumefacción con pulsaciones a la palpación y un soplo en la auscultación, siendo ambos síntomas simultáneos al pulso en el punto en el que se localiza el aneurisma; en las arterias que se encuentran después del aneurisma disminuye la intensidad y hay un retraso en el pulso, debido al obstáculo que encuentra el flujo sanguíneo en el tracto aneurismático.
Existe, además, una sintomatología local debida a la situación donde se desarrolla el aneurisma. Así, los del cayado aórtico, pueden comprimir el esófago (provocando diafagia), la tráquea o los bronquios (con consiguiente disnea), o el nervio recurrente que inerva la laringe (provocando disfonía). Cuando el aneurisma se desarrolla en la aorta abdominal, donde son más frecuentes las lesiones arterioescleróticas, este puede manifestarse con dolores abdominales, a veces violentos; además, al alcanzar lentamente un gran volumen, puede afectar a formaciones óseas (vértebras, costillas, etc.). La complicación más temida y frecuente es su rotura, que puede producir la muerte por hemorragia masiva en todo el organismo.
Tratamiento
La moderna cirugía aporta abundantes innovaciones en el tratamiento de los aneurismas, que pueden ser resueltos brillantemente en la mesa de operaciones, incluso mediante la sustitución de tractos arteriales con tubos de teflón u otras sustancias plásticas.
Con medidas preventivas resultan eicaces todas aquellas que estén encaminadas a impedir la aparición de aterosclerosis y a mantener la presión sanguínea en unos valores adecuados.