Acerca de la Coroiditis
Las inflamaciones de la coroides, es decir, las coroides, son casi siempre de origen metastásico, o sea que son secundarias a otros focos existentes en otras regiones del organismo.
Etiología
Las causas más frecuentes son: tuberculosis, toxoplasmosis, diabetes, reumatismo, afecciones de los dientes, afecciones crónicas del aparato genitourinario, sinusitis, etc.
La coroidistis puede aparecer también en los enfermos de toxoplasmosis y suele estar asociada a una retinitis (retino-coroiditis) o, especialmente en las formas supurativas, a una iritis, es decir, una inflamación del iris. En los niños la coroiditis puede estar producida por una infección microbiana que penetra en el torrente circulatorio después de haber jugado con perros, gatos o la tierra contaminada con las deyecciones de éstos. A pesar de todo, en la mayoría de los casos no se conoce con exactitud el origen de este trastorno.
Tras la enfermedad, la cicatriz que queda en la coroides y la retina puede influir en la disminución del grado de agudeza visual.
Síntomas y Signos
Se caracteriza por: no acostumbra a aparecer dolor hasta que no se afecta el iris; puede desplazarse la retina, ocasionándose entonces deformaciones del tamaño de los objetos, sensaciones de "moscas volantes" u otras sensaciones luminosas; puede presentarse disminución o pérdida de la visión; el ojo no muestra manifestaciones externas de inflamación; si se mira con un oftalmoscopio el fondo del ojo, se aprecian placas exudativas, mal delimitadas y de una coloración amarillo-grisácea, que variarán de tamaño y situación según sea la causa de las coroiditis; en ocasiones, se presentan opacidades del cuerpo vítreo.
En algunos paciente los síntomas se reducen a un ligero enturbamiento de la visión
Tratamiento
El tratamiento consiste en la aplicación local de colirios o pomadas medicinales (corticoides, antibióticos) que eliminan la inflamación, y en la administración general de fármacos que atajan la infección.