La toxoplasmosis es una afección causada por un prásito, generalmente contagiada al ser humano a través de la ingesta de carne (especialmente de cordero) desprovista de una correcta cocción, también por agua u otro alimento, como frutas o verduras incorrectamente lavadas o leche sin pasteurizar. Con mucho menor frecuencia se podría adquirir por el contacto con las fecas de los gatos.  

 

En el caso de haber síntomas, estos pueden abarcar fiebre, dolor de cabeza y muscular. 

 

Si la toxoplasmosis es contraida por personas inmunodeprimidas la enfermedad puede ocacionar complicaciones que pueden en determinados casos llegar a ser graves.

 

La enfermedad procucida en el embarazo puede ser transmitida al feto.

 

 

 

Cabe señalar que en la mayoría de los casos el contagio con este parásito no provoca síntomas, y en este caso no se habla de toxoplasmosis, sino de infección por Toxoplasma.

 

En el caso de haber síntomas, estos pueden abarcar fiebre, dolor de cabeza y muscular.

 

 

 

Si los síntomas son leves en general no se requiere de un tratamiento.

 

El médico puede determinar administrar algún tratamiento con medicamentos específicos, especialmente en embarazadas.