Acerca de la Acalasia
La acalasia es una enfermedad poco habitual, en la que los nervios que regulan los movimientos de la parte inferior del esófago actúan de manera descoordinada, impidiendo el normal paso de los alimentos desde esta parte inferior del esófago hasta el estómago.
Origen y Síntomas
Cuando se toma alimento, la comida es empujada, una vez masticada, desde la boca al esófago, y de ahí al estómago por medio de unas contracciones rítmicas de su pared que reciben la denominación específica de peristálticas.
En la acalasia, sin conocerse la razón de ello, este mecanismo deja de funcionar y la retención de alimentos provoca que la posición baja des esófago se deforme y vaya hinchándose poco a poco.
En un primer estadio de la enfermedad, la persona experimenta dificultad y dolor al tragar, con una sensación de plenitud y vuelta de los alimentos hacia la boca, con emisión de eructos que no puede controlar. Al principio, la dificultad es sólo para sólidos, pero conforme pasa el tiempo, la simple toma de un vaso de agua constituye una dificultad para el paciente.
Consecuencias
Dejando a un lado las molestias que ya de por sí conlleva la enfermedad, el peligro de que alguna partícula de alimento pase del árbol respiratorio mientras que el sujeto duerme es evidente, pues en este caso se puede producir una neumonía, de las llamadas por aspiración.
Dada la dificultad en la ingestión, el sujeto va adelgazando poco a poco, presentando en los casos más avanzados claros síntomas de desnutrición.
Ante el padecimiento de los síntomas descritos, lo inmediato es consultar al médico, quien con seguridad practicará una radiografía de contraste y una esofagoscopía, la cual permite la visualización del interior del conducto esofágico.
Tratamiento
El único tratamiento eficaz para la acalasia es la intervención quirúrgica, siempre a criterio del cirujano, que consiste en la sección de los músculos que dan paso a los alimentos hacia el estómago, para permitir su tránsito sin interrupciones. El éxito en estos casos es de 90% si la intervención no presenta complicaciones
En cuanto a las medidas que se pueden tomar está la administración de fármacos que relajan la musculatura del esófago y la introducción de sondas progresivamente más anchas para dilatar la parte inferior de éste, constituyen la práctica habitual, pero que ha de repetirse cada cierto tiempo.