Acerca de la Congelación
Llamamos congelación el daño que recibe la piel debido a un congelamiento por exposición prolongada al frío,
generalmente a temperaturas por debajo de los 0°C (32°F). Esta se produce cuando se forman cristales de
hielo en la piel o en tejidos más profundos.

La congelación ocurre con más frecuencia en las manos, los pies, los dedos de
la mano, los dedos del pies, orejas, la nariz y las mejillas. La temperatura, el tiempo de exposición, la
sensación térmica, la humedad y el tipo de ropa utilizado son algunos de los diversos factores que
determinan su gravedad.
Los niños son más propensos que los adultos a la congelación ya que pierden
calor más rápidamente. Además, suelen negarse a regresar al interior de la casa cuando están jugando al
aire libre.
Síntomas
Los síntomas y signos pueden incluir el enrojecimiento de la piel, que luego se hincha y se torna blanca y dura
quemazón, hormigueo o entumecimiento.
Si la congelación es más grave, se pueden formar ampollas o úlceras e involucrar a tejidos más profundos. A
medida que la congelación avanza, es probable que se forme necrosis o gangrena.
Consejos Generales
Ante un caso de congelación se debe colocar algodón o gasa limpios entre los dedos afectados de la mano y del pie.
Envolver las superficies templadas de la piel para evitar que la lesión avance.
No se debe frotar ni masajear la piel. Tampoco hay que utilizar elementos como almohadillas térmicas o calentadores ya que irradian calor directo. Tampoco se deben tocar las eventuales ampollas que pueden aparecer.
Tratamiento
El tratamiento específico para la congelación será determinado por el médico basándose en la gravedad de la lesión.
El tratamiento posterior dependerá de la gravedad de la lesión de la piel. Es probable que se requiera desbridamiento o cirugía.