El botulismo es una enfermedad originada por la toxina botulínica, que es producida por la bacteria Clostridium botulinum.
El microorganismo ingresa al cuerpo mediante heridas abiertas, pero también puede vivir en alimentos mal enlatados o almacenados en recipientes abiertos o inapropiados.
La palabra botulismo procede del latín botulus = salsa, pues se sospechaba que en la salsa de carne se encontraba la explicación de esta enfermedad.
Durante las guerras napoleónicas, entre los años 1795 y 1813, el botulismo se presentó como epidemia en el reino de Württemberg y el Ducado de Baden, lo que permitió su estudio más detallado.
Si bien el botulismo era conocido, la primera descripción clínica detallada fuerealizada en Alemania por el Dr. Justinus Kerner, entre los años 1817 y 1822. Kernerademás realizó experimetos con animales y en sí mismo, desarrolló una hipótesis fisiopatológica de una probable toxina, sugirió medidas de prevención y tratamiento, y planteó un eventual uso terapéutico de ella. Posteriormente, Emile Van Ermengem, en 1897, investigó una epidemia de botulismo en la ciudad de Ellezelles, en Bélgica, llegandoa descubrir una bacteria anaerobia en los alimentos que habían sido consumidos por los afectados, así como desde el bazo de uno de los fallecidos.
Además, pudo reproducir los síntomas en animales de laboratorio que fueron expuestos a la toxina de dicha bacteria.
En una paradoja médica, en 1980 Alan Scott utilizó la toxina botulínica en el tratamiento de niños con estrabismo. En los años siguientes, la toxina ha sido utilizada por neurólogos en el tratamiento de distonías, otros trastornos de los movimientos y espasticidad, así como también por gastroenterólogos, dermatólogos y cirujanos plásticos.
Entre los alimentos más expuestos a la contaminación suelen encontrarse las verduras enlatadas en casa, además de los productos derivados del cerdo (jamón curado, entre otros) y el pescado crudo o ahumado. El botulismo también se produce cuando la bacteria entra al organismo a través de una herida abierta y produce la toxina en el interior de ésta.
El diagnóstico se realiza mediante exámenes de sangre para comprobar la presencia de la toxina, además de cultivos de heces y un análisis de laboratorio de los alimentos sospechosos de estar contaminados.
El botulismo infantil ocurre en niños menores de un año, por el consumo de esporas de la bacteria botulímica que crecen en su intestino y liberan la toxina. Es la forma más frecuente dela enfermedad.
El botulismo puede causar síntomas tales como: dificultad al deglutir (tragar) y también para al hablar, debilidad progresiva, acompañada de parálisis, la cual puede alcanzar a afectar los los músculos respiratorios, impidiendo que la persona pueda respirar. El botulismo también puede ir acompañada de vómitos y náuseas, dolor abdominal, dificultad respiratoria, generalmente no presenta fiebre. En niños estos síntomas se acompañan de estreñimiento.
En la segunda semana después de contagio suele aparecer fiebre alta, manchas en el abdomen, somnolencia y cumulo de gases.
El tratamiento para el botulismo, consiste principalmente en la administración de antitoxina botulínica. Además si el paciente tiene dificultad respiratoria, se le proporcionará oxígeno o incluso puede ser necesario instalar ventilación mecánica.
Para prevenir esta enfermedad, debemos conservar los alimentos precocinados idealmente a una a una temperatura de 4ºC o menos.
Si elaboramos conservas artesanales, estas deben ser preparadas con alimentos muy bien lavados y con frascos estériles.
Debe tenerse siempre presente, que a los niños menores de 1 año jamás debe dárseles miel, ni derivados, ya que en el caso de los niños pequeños, las esporas del botulismo se localizan en su intestino, donde liberan la toxina y su intestino aún es inmaduro y desprovisto de microorganismos protectores, con los que si cuentan los niños mayores, adolescentes y adultos en general.