La difteria es una enfermedad infecciosa y contagiosa ocasionada por la acción de la toxina del bacilo de Löffler, que determina la formación de pseudomembranas, foco desde el cual se realiza la difusión tóxica.La enfermedad ha tenido un descenso significativo a nivel mundial, gracias al programa de vacunación contra la difteria. pero cuando se produce, quienes se ven más perjudicados son los niños pequeños y los adultos mayores.
Se caracteriza por: el período de incubación oscila entre 1 a 7 días y suele ser asintomático; se inicia la infección insidiosamente. El paciente presenta dolor de garganta, dificultad dolorosa para para la deglución de los alimentos, ligera fiebre, cansancio general y aparición de una angina de coloración roja; la afección progresa, las amigdalas están hinchadas y sus pilares están recubiertos por un exudado de color blanquecino, constituyéndose así la pseudomembrana, la cual es muy adherente y si avanza el proceso, puede tapizar casi toda la faringe, hasta ocluir la cavidad bucofaríngea.
En algunos casos puede haber fetidez del aliento, inflamación de los ganglios vecinos; la fiebre es ligera, aceleración del número de pulsaciones por minuto, disminución de la presión arterial, falta de apetito, vómitos, aumento del tamaño del hígado, dolores en las articulaciones; la color de la piel en el niño es de un color sucio terroso; hay albuminuria y uremia, es decir, presencia de albúmina en la orina y aumento de la cifra de urea en la sangre.
La afección denominada "laringitis diftérica" o "crup diftérico" , es la difteria de localización en la laringe y su gravedad se basa en el carácter obstructivo de la misma, que pueda ocasionar la asfixia.
Generalmente el diagnóstico es clínico. Ante la sospecha de que el paciente está afectado por esta enfermedad, el facultativo, procederá a inspeccionar visualmente garganta y amigdalas, buscando la presencia de una membrana blanquesina característica, la cual confimará el diagnóstico, pero de todas formas el médico puede recomendar la realización de exámenes como la Tinción de Gram o cultivo de exudado faríngeo.
El contagio es generalmente directo y tienen lugar por vía aérea a través de las secreciones rinofaríngeas, diseminadas por los portadores de gérmenes y convalecientes.
La administración de antitoxina determina una rápida mejora de la sintomatología incluso a nivel de la pseudomembrana, que al principio se fragmenta, y luego, en el transcurso de 3 o 4 días, desaparece.
Para un tratamiento efectivo deberán tenerse presentes múltiples objetivos.
Es fundamental la administración precoz de antitoxina diftérica (suero) en dosis suficientes y a través de una vía adecuada a la situación del paciente.
Antes de proceder a la administración del suero es indispensable, además, estar seguros de que no existen estados precedentes de sensibilización terapéutica.
Es necesario también resinstaurar lo más rapidamente posible la permeabilidad de las vías aereas, recurriendo a la intubación y, en casos de extrema necesidad, a la traqueotomía.
Como complemento de la seroterapia es útil la administración de penicilina y pequeñas dosis de corticodes.
El niño no deberá levantarse de la cama hasta que no haya transcurrido un período de tiempo después de la curación clínica.
La vacunación ha desmostrado ser el método más efectivo de prevención. La vacuna contra la difteria viene combinada generalmente con las vacuna contra el tétanos y coqueluche. Son necesarias varias dosis.
Esta vacuna se administra por vía intramuscular.
En la actualidad la mayoría de los niños en el mundo reciben esta vacuna, con lo cual los casos de difteria son poco frecuentes.