Acerca de la Pericarditis
La pericarditis es un proceso inflamatorio a cargo del pericardio, esto es, de la membrana que envuelve externamente el corazón.
La inflamación aguda pericárdica es debida por lo general a una tuberculosis, a enfermedades reumáticas y a infecciones virales. Son menos frecuentes las formas bacterianas, mientras que siempre se observa colagenopatías difusas, aunque, como sucede también en las formas urémicas, la pericarditis permanezca siempre en un segundo plano dentro del cuadro clínico general de la enfermerdad.
Existen también formas raras de pericarditis que se encuentran en las actinomicóticas, en el curso de la enfermedad por suero, y en el síndrome posinfartual de Dressler y después de las pericardiotomías.
La pericarditis reumática afecta simultáneamente a la serosa y a las otras secciones del corazón: la tuberculosis se produce en la fase posprimaria de la enfermedad tuberculosa y la mayoría de las veces parece ser clinicamente autónoma; la viral está causada sobre todo por los virus Coxackie y sin duda alguna se encuentra muy generalizada.
La pericarditis de las enfermedades del colágeno se encuentra en el lupus eritematoso sistémico y en la artritis reumatoide; la bacteriana puede ser causada a veces por bacterias del tipo de los estreptococos, los estafilococos y los meningococos.
Pericarditis seca
Es la inflamación del pericardio, que está recubierto de un exuddo fibrinoso, cuyas causas más frecuentes son: reumatismo, tuberculosis y gripe.
Se caracteriza por presentar dolor en forma de pinchazos en región precordial que aumenta con la tos y con la inspiración; disnea y, en ocaciones, cianosis; fiebre. A la auscultación del corazón se aprecia un sonido parecido al que se produce al pisar sobre la nieve, que se modifica al cambiar el paciente de posición y que es debido al roce de las hojas del pericardio inflamadas.
Pericarditis con derrame
Es la inflamación del pericardio, que se caracteriza por la acumulación de líquido dentro de su cavidad. Se observa frecuentemente en las infecciones por los gérmenes de supuración, tuberculosis, reumatismo poliarticular agudo. Generalmente es consecutiva a una pericarditis seca.
Se presenta con disnea, que aumenta de intensidad paralelamente a la cantidad de derrame existente en el pericardio ; desasosiego,
insomnio, cianosis; el paciente adopta la "posición de plegaria mahometana", por estar más cómodo y poder respirar más fácilmente; dolor más o menos intenso en región precordial. Se pueden presentar diversos síntomas de compresión, tales como: tos por irritación del nervio grénico; disfagia o dificultad a la deglución de alimentos, por compresión del esófago; náuseas por irritación del vago; por compresión de la vena cava inferior, aparece hígado agrandado de tamaño y edemas. Pulso rápido; en ocasiones aparece el llamado pulso paradójico.
A la auscultación, debido al derrame pericárdico existente.
Pericarditis adhesiva
Es una pericarditis en la cuel se producen adherencias internas, entre las dos hojas del pericardio, y también adherencias externas entre la hoja exterior del pericardio y los órganos vecinos; esternón, costillas, pulmones, diafragma, mediastino, etc.; las adherencias externas obligan al corazón a efectuar esfuerzos anormales para realizar sus contracciones.
Se caracteriza por aparecer una enorme dilatación e hipertrofia del corazón . Cuando la afección está compensada, los síntomas de la insuficiencia cardíaca congestiva: hígado aumentado de tamaño, disminución de la cantidad de orins, ascitis, edemas; asimetría del tórax, debida al enorme tamaño del corazón (en ocasiones pesa 1.200 gramos); inmovilidad del esternón durante la inspiración; puede existir un "pulso paradójico".
Pericarditis constrictiva crónica
Es la cual las hojas del pericardio se adhieren, formándose un tejido fibroso denso que comprime el corazón, produciéndose un constricción del mismo, que impide su normal relajación y contracción.
En ocasiones la enfermedad no produce ninguna molestia, otras veces se presenta hígado aumentado de tamaño; ascitis; edema de las piernas; las venas yugulares del cuello se hallan ingurgitadas; la presión arterial máxima y la mínima están disminuidas; la presión venosa está aumentada; pulso paradójico; a la auscultación del corazón se aprecia que los tonos cardíacos son flojos; a veces fibrilación auricular; es frecuente la existencia de derrame pleural.
Síntomas
En las formas secas el líquido pericárdico es bastante escaso, mientras que, al contrario, es muy abundante el depósito de fibrina sobre las dos hojas que forman la membrana. En las pericarditis con gran exudado, el líquido purulento, hemorrágico, serofibrinoso o quiloso puede alcanzar incluso los dos a tres litros.
En el primer caso el paciente refiere fiebre, dolor violento tras el esternón, que suele irradiar al hombro, cuello, brazo y epigástrio; a la auscultación se demuestran roces pericárdicos audibles en la sístole y en la diástole, pero más fácilmente en la presístole. En la pericarditis exudativa el cuadro puede ser del todo superponible al hasta ahora descrito, pero la mayoría de las veces pasa totalmente ignorado.
En la forma seca no existe ningún obstáculo para la dinámica cardíaca, mientras que si se produce un copioso exudado (pericarditis exudativa) se determina al principio un trastorno de la dinámica auricular, y luego una afectación del corazón en su totalidad, que no puede modificar adecuadamente su volumen durante las diferentes fases del ciclo cardíaco, estando obligado a trabajar en condiciones isovolumétricas. La consecuencia directa de este trabajo es una reducción del envío de sangre en la sístole, un aumento de la presión venosa y un aumento, por lo tanto, de la frecuencia cardíaca. En consecuencia, estará presente la taquicardia, un descenso de la presión máxima, disnea, cianosis, ruidos de estasis en las bases pulmonares, turgor en las venas yugulares y un ligero aumento del tamaño del hígado.
El cuadro radiológico es típico: se aprecia una sombra medial, notablemente engrandecida, y un aspecto hiperémico de los campos pulmonares.
El examen físico del corazón manifiesta una atenuación marcada de los signos en la palpación y en la auscultación de la actividad cardíaca. El latido de la punta sepercibe escasamente, el área cárdica parece estar aumentada, desapareciendo el área de matidez relativa y atenúandose los tonos cardíacos, audibles solamente en estos casos sobre los ocos de la base.
Tratamiento
La pericarditis que tiene un origen vírico suele desaparecer espointáneamente en unos 15 días sin dejar lesiones en el corazón. Por el contrario, cuando el origen es debido a una lesión del tejido conjuntivo o a una alteración metabólica, hay que tratar previamente dichas lesiones. En los casos más graves, como la pericarditis constrictiva, será necesaria una operación que elimine el pericardio engrosado de la superficie del corazón o punciones para eliminar el derrame pericárdico.