Acerca de la Gota
La gota es una alteración del metabolismo de las purinas, caracterizado clínicamente por crisis agudas y recurrentes de artritis que evolucionan hacia lesiones articulares y periarticulares permanentes.
Origen
Los modernos estudios, después de muchas investigaciones e hipótesis, han vuelto a la concepción de Garrod (1948), el cual atribuiría la gota a un cese en la eliminación de ácido úrico a través de los riñones; esta interrupción es debida a una alteración orgánica del metabolismo de las nucleoproteínas, de las cuales el ácido úrico es el producto final, o también un simple trastorno funcional. Cuando el ácido úrico, que normalmente circula por la sangre, aumenta después de una producción intensificada o de una eliminación disminuida, una parte del ácido úrico, una parte del ácido úrico mismo, se deposita en los tejidos y especialmente en algunos de ellos (en las articulaciones y particularmente en las de los dedos de los pies).
Riesgo
La gota constituye uno de los más típicos ejemplos de diatesis, es decir, de una tendencia constitucional a una enfermedad. La tendencia a la gota, que a veces se transmite de padres a hijos, se ve acentuada por trastornos alimenticios, por una excesiva alimentación a base de carne y víseras de animales (hígado, riñón, cerebro), por la introducción aumentada de nucleoproteínas en ellas contenidas y por la vida sedentaria. El frío y la humedad influyen, más que otras cosas, en la aparición de los accesos. La gota afecta frecuentemente a los hombres más que a las mujeres, y se manifiesta preferentemente en la edad adulta.
Síntomas
La enfermedad, en su forma aguda, se caracteriza por accesos muy dolorosos, que, por lo general, están precedidos de un malestar, cansancio, trastornos digestivos, cefalea y palpitaciones nocturnas. El acceso surge, por lo general, durante la noche, con un dolor violento en la articulación del primer dedo del pie y acompañado por fiebre a veces llamativa. En la región afecta se observan un enrojecimiento y tumefacción, seguidos por una leve descamación, acompañada de prurito. Durante el día, todos los síntomas citados se atenúan. Algunas veces el acceso es menos violento y se manifiesta con un dolor sordo y en varias articulaciones (manos, tobillos, vértebras, hombro). El acceso se sucede de una manera variable.
Cuado la gota se hace crónica se observa tumefacción afectas (especialmente de los dedos, que sufren deformaciones). La gota crónica se caracteriza por la aparción en el espesor de los tejidos articulares, en músculos y en los tendones de los llamados tofos, tumefacciones producidas por acúmulos de sales de ácido úrico (uratos) unidos a otras sustancias. Muchos otros trastornos (de las vías respiratorias, del ojo, de la oreja, de la piel de las mucosas y del intestino) acompañan frecuentemente a la gota. Otras manifestaciones, por último, proceden de la alteración del hígado, los riñones y el aparato cardiovascular.
Tratamiento
Para el traramiento de la gota son útiles las fricciones con salicilato de metilo, la tintura de colchicin, el ácido fenil-quinolincarbónico, la colchicina, el ácido salicílico, el salicilato de sodio, los corticides, el ACTH y la fangoterapia sulfúrica. Desde el punto de vista dietético se deberá dar preferencia a los vegetales, a las frutas como la
pera o la cereza, al jugo natural de
frutilla, al pan y a la pasta, mientras que se deberán restringir las grasas. Se deben limitar o abolir las carnes y las víceras, las setas, el pescado, los embutidos y el cacao. Esto se debe a que estos alimentos contienen determinadas sustancias, las purinas, que en el metabolismo orgánico se transforman en ácido úrico. El consumo de bebidas alcohólicas también debe ser restringido.