Acerca de la Parálisis de Bell
La parálisis de Bell es una inutilización del nervio facial y, por tanto, de la musculatura de todo un lado de la cara. La afección tiene este nombre, no porque Bell fuese su descubridor, sino porque él fue el primero que demostró la verdadera naturaleza de la afección.

Origen
La causa más frecuente de la parálisis de Bell es el frío (parálisis a frigore), que determina un edema, probablemente de naturaleza alérgica, en los tejidos peri neurales, con las consiguientes lesiones en e nervio.
También se puede presentar esta enfermedad después de fracturas de la base del cráneo .
Síntomas
La parálisis no se manifiesta de inmediato después de la exposición al frío, sino tras un período variable de tiempo, no causando ningún dolor y no dándose cuenta el paciente si no se mira en el espejo o se lo advierte alguien. Rápidamente el enfermo comienza a no poder soplar ni succionar; comiendo, se le cae el líquido por el ángulo de la boca. Pasados dos o tres días, el rostro adquiere un aspecto característico: el enfermo es incapaz de realizar cualquier tipo de movimiento con la parte de la cara afectada; el ojo no se puede mover y lo mismo ocurre con la ceja; la boca está replegada por una parte hacia arriba; los alimentos y la saliva se acumulan entre la arte del labio y la lengua. Aunque una parte del labio permanece sin control se pueden pronunciar las consonantes labiales (b, f, m, v).
Debido al hecho de que el párpado no recubre el ojo, se pueden producir
conjuntivitis algún tiempo después de la parálisis. El oído, contrariamente a los otros sentidos, se agudiza, mientras que el sentido del gusto se pierde en la parte anterior del órgano de la lengua.
Evolución
La curación es más o menos rápida, según el caso; a veces, después de quince días se inicia la frase de regresión de la parálisis de Bell, que suele concluir en cuatro o cinco semanas; en otros casos la curación se produce después de dos o tres meses; éstas son las formas que dejan secuelas por más tiempo.
El primer signo de mejoría está representado por el retorno de la facultad de cerrar el ojo y de fruncir las cejas; el último será la recuperación de los movimientos del labio y de la boca. Para ver cuál podrá ser la duración de la enfermedad, se exponen los músculos de la cara a una prueba eléctrica.
Tratamiento
La terapéutica tratará de evitar el edema que comprime al nervio; se utiliza para ello inyecciones de corticoides, que descongestionan los tejidos vecinos. Se efectuará también una terapia física que será iniciada a su debido tiempo. Se ha observado recientemente que la inyección en la arteria temporal superficial de dos centímetros cúbicos de novocaína al 1,1 por 100 en las primeras horas después de haberse instaurado la parálisis puede resolverla rápidamente.