Acerca del Calcio
El calcio es un mineral cuyo símbolo es Ca, el cual es indispensable para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, ya que cumple importantes funciones.
El calcio resulta totalmente necesario para la mineralización de los tejidos duros del organismo, huesos y dientes, especialmente. También influye sobre la estabilidad en el funcionamiento del sistema nervioso, la fuerza muscular y el ritmo del corazón. La falta de calcio da lugar a la mala formación y fragilidad de huesos y dientes, irritabilidad,
calambres e incluso graves trastornos del sistema nervioso. Generalmente, el calcio procede de la leche y demás derivados lácteos.
Se ha dicho que en un cuerpo humano adulto hay apenas suficiente cal para blanquear un gallinero. Esto, por supuesto, no tendría gran valor comercial, pero siempre representa entre un kilo y medio y dos kilos; de modo que, en comparación con los pocos gramos de hierro que hay en todo el cuerpo, la cantidad es bastante respetable. En realidad, según los cómputos de los químicos, la proporción de calcio que hay en nuestro organismo es más o menos de un 2% del peso total, mientras que la del fósforo es de 1% y la del hierro tan sólo del 0,004%.
Funciones del Calcio
Es fácil comprender que el niño necesita, para su crecimiento, buena dosis de calcio y fósforo. Recibe del organismo de su madre, durante la gestación, una partida inicial, con la cual principia su existencia en el mundo. (Esto recalca, sea dicho de paso, la necesidad especial de calcio que tienen las mujeres próximas a ser madres). Pero una vez nacido, el niño tiene que recibir del exterior el calcio y el fósforo necesarios para que sus huesos se endurezcan, se alarguen y se ensanchen.
La vitamina D es el factor que permite al organismo asimilarse el calcio y el fósforo de los alimentos para formar huesos y dientes sanos y fuertes.
No sólo necesita diariamente calcio el niño que cerece. El calcio y el fósforo tienen, dentro de la economía del cuerpo, otros usos además de formar los huesos y dientes. Por ejemplo, el primero es empleado por los nervios para transmitir los impulsos. Si les falta calcio, los nervios se vuelven irritables. Muchas manifestaciones de mal genio en los niños y aun en los adultos, se deben a una provisión deficiente de calcio en la alimentación. Es muy fácil que a esta causa se deban los accesos de ira, el lloriqueo e intranquilidad anormales de muchos niños.
La persona a la cual le falta calcio se siente nerviosa, incómoda, tensa. Tiene tendencia a morderse las uñas, a golpear el brazo del sillón en el cual no puede sentarse descansadamente y aflojan sus músculos y nervios. Con frecuencia le resulta difícil dormirse a la noche. Por esto la receta de un vaso de leche caliente le da más resultado que los hipnóticos. El calor del líquido apresura la digestión y el calcio, del que la leche es nuestra mejor proveedora, se encarga de calmar los nervios.
No solo los nervios, sino también los músculos necesitan calcio. Si les falta, se vuelven irritables y hasta pueden producirse graves convulsiones si les escasea demasiado el calcio. Esta es sin duda la razón por la cual antaño, cuando eran frecuentes los casos de raquitismo, eran también frecuentes las convulsiones en los niños. Con la falta de calcio, van asociados todas clases de calambres. Estos son muy comunes en los músculos de las piernas, mayormente en los niños cuyos huesos crecen rápidamente. Pero no dejan de sentirlos también muchos adultos. En las niñas y las mujeres, los calambres son más frecuentes en el abdomen. Esto es fácil de comprender cuando se tiene en cuenta que así como ciertos minerales están encargados de mantener la irritabilidad de los músculos, es decir, de contraerlos, el calcio es el encargado de hacerlos relajarse. Pero no habiendo suficiente calcio, los músculos se contraen solos, o habiéndose contraído voluntariamente, no se pueden relajar a voluntad. Esto es el calambre, que tan molesto resulta.
Este papel del calcio en el relajamiento cuando se trata del corazón, órgano muscular de primordial importancia que debe trabajar constantemente, de noche y de día, sin otro descanso que el breve lapso de una fracción de segundo entre latido. Faltando los minerales de la irritabilidad, el corazón no se contraería; pero faltando calcio, no se relajarían sus músculos. Resulta claro, entonces, que necesitamos calcio para mantener descansado nuestro corazón.
La sangre es otro tejido que, además de los huesos, los nervios y los músculos, necesita calcio. Le es necesario para favorecer la coagulación. Y salta a la vista la importancia que tiene la facultad de coagularse de la cual está dotada la sangre. Una persona puede morir desangrada en un accidente de poca monta si es que su sangre no se coagula con la prontitud requerida.
Requerimiento diario de Calcio
Todas estas funciones del calcio en nuestro organismo nos explican por qué necesitamos ingerir diariamente cierta cantidad de este mineral. El hecho es que todos los días, ingiramos o no calcio en nuestros alimentos, el cuerpo pierde una porción de su calcio. Los músculos, los nervios y la sangre la emplean y es luego eliminada por la orina y las heces. Si los alimentos no se la proporcionan, la sacan de los huesos, de modo que a la postre todo el organismo sufre por la falta de calcio.
Para abastecernos de calcio, debemos obtener de nuestros alimentos por lo menos medio gramo por dia. Como esta es la mínima necesaria para sostener la vida y la salud, los hombres de ciencia han cifrado nuestro requerimiento diario casi en un cincuenta por ciento más, es decir en 0,68 gramos por día.
Los menores de veinte años, las mujeres grávidas y las que amamantan necesitan aun más, es decir, por lo menos un gramo por día.
No es una gran cantidad, pero es de importancia vital para nuestro bienestar físico.
Son relativamente pocos los alimentos que nos proporcionan calcio. Por esto son muchas las personas que sufren en su régimen una deficiencia de este material tan importante. Y ya vimos que no es necesario llegar al raquitismo, la osteoporosis o la osteomalasia para que el organismo se resienta por la falta de calcio.
El raquitismo y la
osteomalacia no son sino los casos extremoa de dicha falta. La mayoría de nuestros contemporáneos gozará mejor salud si hiciese un esfuerzo por obtener mayor proporción de calcio en su alimentación. Ciertos experimentos hechos con animales de laboratorio han demostrado que al aumentar generosamente la cantidad diaria de calcio en el régimen se obtiene mejor crecimiento, mayor vitalidad y más largo plazo de vigor, y hasta prolongación de la vida. Sin embargo, la investigación de como se alimentaban 4.000 pacientes de un hospital importante de Nueva York reveló que entre tantas personas sólo dos habían estado consumiendo suficiente calcio.
Principales Fuentes de Calcio
Dónde podemos obtener, pues, este precioso gramo de calcio diario: Los alimentos que mayor cantidad de él nos proporcionan son la leche pura, el
queso, los huevos, el pan amasado con leche y ciertas verduras de hojas. Sin leche ni queso, es extremadamente difícil obtener suficiente calcio para ganar de buena salud.
El queso es una eminente fuente de calcio. También son fuentes valiosas el requesón y la leche, pues un litro de leche proporciona más o menos un gramo de calcio. Cien gramos de queso proporcionan casi la misma cantidad. No sólo es relativamente barato el calcio obtenido de la leche y sus derivados, sino que el cuerpo puede usarlo eficientemente. La lactosa o azúcar de la leche, es uno de los factores de la buena asimilaión o biodisponibilidad del calcio de la leche.
No se puede decir otro tanto del calcio de algunas verduras. La
espinaca contiene, por ejemplo, una buena cantidad de calcio, como también de hierro, pero poco de este calcio es absorbido por el cuerpo, debido a la presencia de una gran cantidad de ácido oxálico, que impide la debida utilización del calcio.
Por otro lado, las verduras como las coles, el
repollo, la
lechuga, el
brócoli y las hojas de nabo abundan en calcio, con muy poco ácido oxálico. La achicoria, la escarola y el
berro son otras buenas fuentes de calcio. Cuando se cocinan las verduras, debe usarse una cantidad mínima de agua para que no diluya el calcio.
Los cereales son, en general, ricos en fósforo, pero comparativamente pobres en calcio. En el
pan llamado lactal, este defecto se remedia por la adición de leche. Las almendras y los higos también contienen una buena cantidad de calcio.
El Fósforo, socio del Calcio
Posiblemente, será apropiado insertar aquí una breve explicación acerca del
fósforo, el mineral que va generalmente asociado con el calcio, pues el organismo los usa mayormente en combinación, es decir como fosfato de calcio. Así como son depositados en los huesos y los dientes bajo la influencia de la vitamina D, cuyo papel hemos señalado ya. De manera que si falta uno de ellos, el otro no tiene con qué combinarse y no puede ser aprovechado. Si el régimen es rico en fósforo, pero pobre en calcio, éste no es suficiente para que todo el fósforo pueda combinarse con él. La concentración de fosfato de calcio no es bastante elevada para fijarse en los huesos. El fósforo no puede, por lo tanto, ser usado y gran parte de él se excreta en la orina. Como siempre hay calcio en la sangre, mucho del fósforo excretado lo es en forma de fosfato de calcio. Y así el cuerpo queda privado de su limitada provisión de calcio, y al mismo tiempo, queda privado de su limitada provisión de calcio, y al mismo tiempo se pierde fósforo que también se necesitaría.
Millones de personas consumen carnes, huevos, cereales que son alimentos ricos en fósforo, como lo son los más de los vegetales, pero no ingieren leche y queso, que son las únicas fuentes realmente ricas en calcio y las cuales poseen una buena biodisponibilidad.
Sin entrar en los detalles intrincados de la química de cómo obra sobre ambos minerales la vitamina D, conviene recordar que podemos carecer de calcio porque éste falta en nuestro régimen, o porque no hay fósforo para que se combine con él, o finalmente porque hay un exceso de fósforo y al ser expelido dicho exceso se lleva una porción del calcio. Se calcula, sin embargo, que podemos ingerir sin perjuicio hasta dos veces más fósforo que calcio. La dosis diaria óptima para el común de los adultos es de un gramo de fósforo y otro gramo de calcio. Pero no hay que olvidar que para su buena asimilación se necesitan 400 unidades de vitamina D por día y para dar a los huevos firmeza y elasticidad una dosis diaria de 75 miligramos de vitamina C (ácido ascórbico). Un dato interesante nos demuestra el valor de estas vitaminas en relación con el buen aprovechamiento del calcio y del fósforo. Se refiere a la condición de los huesos en la vejez. Es muy común que los huesos de los ancianos se fracturen con facilidad y se suelden luego con dificultad. Tan común es esto que hasta hace poco se lo consideraba natural. Hoy hay autores que sostienen que si se tiene cuidado de que en la alimentación haya suficiente calcio y abundancia de vitamina D y C, en vez de volverse más frágiles, con la edad los huesos se vuelven más fuertes y resistentes.
He aquí las cantidades de diferentes alimentos que proporcionan un gramo de calcio
Fósforo que darían en gramos
•40
Almendras................................................................0,2
•43
Higos (pasas)...........................................................0,8
•220 Gramos de repollo (crudo)......................................0,15
•300 Gramos de hojas de nabo (cocidas).......................0,15
•1 Litro de leche sin desnatar............................ ...........0,9
•1/2 Taza (6 cucharadas) de requesón (ricota)...............0,37
•1/2 Taza de leche en polvo (50 gramos)....................... 0,78
•33 Huevos.....................................................................3,7
•3 Tazas de coles cocidas.............................................0,38